miércoles, 1 de mayo de 2013

El maestro como consultor

Todas las personas en algún momento de nuestra vida hemos sido consultores y maestros, cada uno desde su particular situación personal y/o profesional: como padres de familia, hermanos, amigos, compañeros, etc,  es decir, que todos al tener contacto con los demás, tenemos la oportunidad de ayudar y enseñar a quien nos rodea. En éste capítulo se habla,  en especial, de la labor fundamental e influencia que tienen los maestros; así las cosas,  y a pesar de que yo no cuento con ninguna experiencia docente, bien puedo afirmar como puntos sobresalientes de la lectura para éste trabajo los siguientes apartados:

“The youth culture is a separate system with its own associations, rules, intentions, language, entertainments, and purpose”.  Este punto lo considero importante porque es necesario tener en cuenta que cada persona es independiente y tiene sus propias necesidades. A pesar de que los maestros tienen que cumplir con programas ya establecidos, el trato con los alumnos es lo que hace la diferencia, es no tratarlos como parte del montón o como un número más sino como seres independientes e importantes de los cuales también se puede aprender. Dentro de mi ámbito laboral, lo más cercano a esto es la capacitación, desde el momento que se ven las necesidades de capacitación se piensa en las personas, se realiza el programa pensando en la población a la que se va a dirigir ya que no se imparten cursos iguales para niveles gerenciales y a niveles operativos y aunque la información va a ser para todos y la forma que se imparte es grupal, como mencioné anteriormente, lo que hace la diferencia es el trato que se les da, el brindarles el tiempo necesario para su aprendizaje hasta el modificar la estructura planeada si es que el grupo lo solicita.

 “… How do I have power over my students? to How do I have power with my students?”.  Estas preguntas me llamaron mucho la atención porque hay mucha diferencia entre ellas: la primera, es la mentalidad de un maestro que se preocupa únicamente por cumplir con lo establecido en la escuela, ya que eso le trae beneficios personales sin que se preocupe por el aprendizaje y desarrollo de sus alumnos. El segundo muestra, a un profesor que se preocupa por sus alumnos y por su desarrollo, el cual piensa en equipo, donde el cumplimiento de las metas y objetivos educacionales se hacen en conjunto y con la participación e interacción de todos.  Esta última pregunta me recordó una frase: “el que enseña aprende dos veces” porque sí es cierto que el profesor, al enseñar y llevar a cabo todas las actividades de un programa académico, refuerza sus conocimientos y se mantiene actualizado, también aprende de cada alumno, de sus reacciones, preguntas, inquietudes, y está en posibilidad de mejorar las experiencias de enseñanza-aprendizaje de un cuerdo a otro.

A manera de conclusión y haciendo un ejercicio de memoria, al volver la vista atrás y recordar a los profesores que tuvimos, en lo personal, no recuerdo más a los que me pusieron una estrellita dorada en mi frente por buena conducta; pero yo si recuerdo a los que me brindaron su tiempo cuando tuve problemas a nivel educativo o personal, a los que compartían sus experiencias y vivencias y, sobre todo, a los que se atrevieron a borrar la línea divisoria entre maestro y alumno para, guardadas las proporciones y con todo respeto,  me hicieron sentir que tenía su confianza y apoyo como ocurre con un buen amigo. 
Marifel

1 comentario:

  1. "La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón."
    Leyendo tu aportación, me acorde de lo que mi mamá cuenta de una maestra que tuvo, ella nos decía que de cada lugar que les contaba parecía que ella había estado ahí, los hacia sentir…algo que a veces olvidamos y creemos que aprender es solo con la memoria sin el corazón.
    Nos vemos pronto Marifel.

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