La problemática en la contratación

Un consultor debe tener presente que muchas cosas están fuera de su alcance y que tiene que aprender a trabajar con ésta circunstancia. Ya sea por lo cambios de personal que se dan durante el proceso, los temores a  perder el control y  los cambios en sí, puesto que varios factores dependen exclusivamente del cliente afectan la consultoría de alguna manera. Dentro de ésta parte del libro lo que me llamó la atención son dos aspectos que pueden llegar a complicar el proceso de consultoría, a saber:

                El  primero, se refiere al tiempo que se invierte cuando se quiere definir y/o entender el problema.  Por lo general, las reuniones tienen un tiempo limitado y, muchas veces, éste se malgasta en dar explicaciones y/o preguntar sobre lo mismo;  en lo particular,  considero necesario fijar un límite al respecto puesto que se puede pasar todo el tiempo de la reunión en esto y no se llega a ningún lado. De una forma educada, se le tiene que hacer ver al cliente que  es necesario ya no pensar en el problema sino en la solución y en lo que sigue y no quedarse anclado dando vueltas en el mismo asunto malgastando el recurso del tiempo.

                Por otro lado, el uso indiscriminado de la tecnología es un tema que puede llegar a  complicar el proceso.  Por una parte, el hecho de tener reuniones a distancia puede afectar la comunicación ya que se pierde el sentir de las personas y sus reacciones reales, ya que aunque se puede ver si existe un fallo de conexión, se distorsiona la imagen o se corta la comunicación y el mensaje no puede quedar totalmente claro. De la misma forma, la comunicación escrita también se puede ver afectada por el uso del correo electrónico ya que puede ocurrir que no llegue y se suponga o crea que éste fue recibido correctamente.  Tampoco se tiene que ver solo el aspecto negativo de la tecnología ya que ésta puede ofrecer muchas herramientas para facilitar el proceso, disminuye algunos gastos y optimiza recursos en tiempo y distancia.

“Dios nos conceda serenidad, para aceptar las cosas que no podemos cambiar; valor, para cambiar las que si podemos; y sabiduría, para distinguir la diferencia” (Oración de la Serenidad).

Marifel