Se
dice que “la primera impresión nunca se olvida” y en la Consultoría podría
aplicarse, ya que en un principio, aunque el cliente solicitó la ayuda, siempre
presenta resistencia y temor por lo que pueden llegar a pensar de él. La tarea
del consultor comienza en ese momento, en hacer que la ansiedad del cliente
disminuya (o desaparezca) y esto solo se obtiene a través de la confianza.
Pero en ocasiones, el consultor presenta los resultados y
propuestas pero el cliente decide no seguir adelante o tomar otra dirección
completamente diferente. Esta situación, creo, es muy difícil para el consultor
pues requiere de mucha confianza en él mismo y en sus capacidades y no tomarlo
personal, saber que su trabajo fue el
indicado y necesario, pero al final, la última palabra la tiene el
cliente.
“Ningún hombre es una
isla. Para hacer frente al buen combate, necesitamos ayuda” Paulo Coelho
Marifel
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