Entre el respeto a los límites y la correción no pedida

En un ejercicio es que traté de recordar un momento en el cual haya ayudado a alguien, a nivel personal o profesional,  sin que me hubiesen solicitado dicha ayuda. Es el caso que no logro recordar ninguna situación de éste tipo. Lo anterior lo atribuyo a varios motivos. El primero puede ser porque tengo una pésima memoria y por más esfuerzos no recuerdo nada. El segundo es que he ayudado a una persona pero no me di cuenta y pasó desapercibido para mí. El tercero es que nunca he ayudado a nadie sin que me pidan ayuda. De los tres motivos expuestos considero al tercero como el más factible.

 

               Siempre me ha gustado ayudar a las personas, contribuir en su crecimiento y aprendizaje. Considero que cuando alguien necesita ayuda para solucionar un problema, es necesario como parte del proceso el solicitarla pues esto es el inicio de todo, la persona está consciente de su limitante y acepta que hay algo que tiene que mejorar.  De lo contrario, se estaría haciendo algo por ella en lugar de hacer que ella aprenda. Por lo anterior, puedo decir que en varias ocasiones  me ha pasado - de esto si me acuerdo -   que cuando yo veo que alguien necesita ayuda pero está tratando con sus medios de solucionarlo, por más ganas e interés que tenga en ayudarle, así tenga ideas o sugerencias  útiles, por lo general no hago ni digo nada. Pareciera una omisión de mi parte pero, en realidad, pretendo que la persona sea fiel a su iniciativa, pues así, al reconocer lo anterior como su producción se hace responsable de llevarla a cabo asumiendo las consecuencias. Mención aparte si veo que una persona está equivocada y persiste en su error, ahí sí que he estado en el límite, pues por respeto he callado para no intervenir en donde no me llaman ni corregir aspectos que no me corresponden o competen.  Probablemente esto se confunda con egoísmo, indiferencia o despreocupación por el otro; lo cierto es que yo creo en la gente y en sus potencialidades para vislumbrar el problema y generar alternativas de solución.

                A nivel personal, ésta actividad me hizo pensar sobre mi forma de actuar, es necesario hacer un alto y ver si es  correcta o tengo que modificarla. Es el momento  para estar  abierta y escuchar diferentes opiniones y puntos de vista para aprender al respecto.

Soy yo, yo quien lo ha hecho (Sentencia Latina).

Marifel.